Parashat Devarim

Escrito el: 10 de agosto, 2016

Llegamos a Devarim, al quinto y último libro de la Torá. La traducción literal de su nombre es “Palabras” porque trata sobre el discurso final de Moshé frente a la Tierra de Israel luego de haber vagado por el desierto. Y a quien habla es a una nueva generación que sería la conquistadora la anhelada tierra. (1)

Los primeros versículos anuncian que Devarim, a través del relato de Moshé de cómo llegaron hasta allí, puede ser dividido en tres temas principales: palabras de moral y amonestación, las leyes de la Torá y bendiciones y maldiciones. (2) Por ello es también llamado “Mishné Torá”, la repetición de la Torá. (3)

Los sabios resaltan el hecho de que Moshé muchos años antes, en el encuentro con Dios (que se le reveló a través de una zarza ardiente), dice: “Lo ish debarim anoji” “No soy hombre de palabras”(4), y al final de sus días se convierte en un gran orador (5). Las palabras que al principio no podían salir con facilidad de su boca, luego del camino recorrido con extrema bondad, piedad, modestia y valor moral, ahora brotan y fluyen hacia su pueblo sin dificultad.

Bamidbar (el libro anterior) nos relata dificultades, rebeliones, cuestionamientos a la autoridad. Incluso nos muestra a Moshé con grandes fluctuaciones en su ánimo, a veces tan abrumado por los conflictos que pierde la posibilidad de ingresar a la tierra prometida (6). Devarim nos brinda un líder que transmite serenidad, sabiduría, que aconseja y da ánimo y aliento a quienes van a continuar su tarea. Vuelve a contarnos la historia para no olvidar cuál es el camino.

Aparece en esta parashá por vez primera para la nueva generación un término que nosotros utilizamos, por ejemplo, en nuestras plegarias cotidianas: “Adonai Eloheinu”, “Adonai Nuestro Dios”. No encontramos una referencia a Dios con esta forma desde la novena plaga de Egipto, tres libros atrás, cuando se la utilizaba para designarlo como destinatario de los sacrificios. (7)

Pero esta vez, lo que dice es: “Adonai Eloheinu diber eleinu”, “Adonai Nuestro Dios nos habló…”(8). Obviamente que cuando anteriormente había hablado ya era «Nuestro Dios», pero recién en este encuentro con nuestro Tú Eterno (8), en la claridad de las alturas donde se tiene dimensión de toda la extensión de la tierra y del camino recorrido, la devoción, el afecto sincero y recíproco, se transforman en este torrente de devarim significativas que brotan del gran líder que antes “no era un hombre de palabras” y que ahora con el relato de nuestra historia, se constituye en la expresión viva de la trascendencia.

Shabat Shalom.

Diego Elman
Seminarista Rabínico
Adjunto al Rabinato de Mishkán

(1) Según el comentario del Rabí Ovadiá Sforno (exégeta y médico judeo-italiano, 1475-1550) al versículo 3, ya había concluido de morir la “generación del desierto”. (2) Tal como lo explica el Rabi Eliahu ben Shlomó Zalman (conocido como el Gaón de Vilna, 1720-1797). (3) Basado en Devarim 17:18. (4) Shemot 4:10. (5) Midrash Rabá 1:15. (6) Bamidbar 20:12. (7) Shemot 10:26. (8) Devarim 1:6. (9) en palabras de Martin Buber.